Todo el mundo es más interesante que yo
“Lo interesante” es como la belleza: totalmente subjetivo. Lo que te hace interesante no es lo que logras, sino lo que te interesa. Todas las cosas que hacen que te brillen los ojos.
Me fascinan las “biografías de autores”. Esas que se pueden leer en la solapa interior de los libros y en las webs de las editoriales. Hasta tal punto que he llegado a hacer una clasificación mental de los distintos tipos de bios que te puedes encontrar (definitivamente, he dedicado más tiempo del recomendable a pensar en el tema).
Antes de publicar mis propias novelas, solía creer que era el editor o el equipo de marketing quien se encargaba de redactarlas. Pero, tras convertirme en autora yo misma, descubrí que lo más habitual es que te llegue un mail cuando queda poco para que se mande a imprenta la novela y hay que maquetar la cubierta y la contracubierta. Dice algo así como:
“Por cierto, ¿qué quieres poner en la biografía?”
A partir de ahí, a no ser que pidas lo contrario, se espera que seas tú quien mande un breve texto de unas cien o ciento cincuenta palabras en el que resumes tu vida. O, mejor dicho, cómo quieres que los demás perciban el uso que le has dado a tu tiempo en la Tierra y que les convenza de por qué tienes autoridad para escribir un libro y la osadía de pretender que otros le dediquen tiempo a leerlo.
Ese matiz, que sea el autor o autora quien lo escribe, lo cambia todo. Lo vuelve una cuestión muy íntima y personal. No se trata de un resumen que ha redactado un profesional desde la distancia, con una estrategia de marketing y de marca personal en mente (es decir, me imagino que si vendes un millón de libros y tienes un publicista y un community manager en tu equipo, igual sí… pero seamos realistas: si vendes 3000 libros en España ya es un gran logro), sino de la película mental que cada autor o autora se ha montado en su cabeza sobre lo que se espera de ellos.
Venga, véndete en unas cuantas palabras para que el lector piense que eres una persona competente y cualificada. O todo lo contrario: que vea que eres “una chica normal y corriente” con la que puede conectar sin esfuerzo.
¿Cómo quieres mostrarte al mundo en un parrafito que va a cambiar la opinión que los demás tienen de ti y de tu obra? La respuesta me parece más interesante que cualquier test de personalidad del mundo. Por eso, lo primero que leo cuando llega un libro a mis manos es la biografía (y los agradecimientos, de eso hablamos otro día). Cuando lo hago trato de adivinar qué clase de persona la ha escrito y qué impresión pretendía causar.
A mí no me digas si eres INFJ o ESTP: dime qué pondrías en tu bio de escritora.
Me encantaría abrirle las cabecitas (metafóricamente) a todos los autores y autoras del mundo y ver qué proceso de razonamiento e idiosincrasias personales les han llevado a destacar su carrera profesional, aunque no tenga nada que ver con su escritura, o a hablar de sus hobbies, o a ser misteriosos y no contar nada de nada más que el título de sus otras novelas, o a hablar de su marido, sus dos hijos y sus tres perros (un clásico de las autoras estadounidenses de romance). Pero, sobre todo, me gustaría saber cómo hacer para ser tan interesantes.
Como autora, no puedo evitar compararme con mis colegas y sentirme chiquitita e insignificante cuando no encuentro nada relevante que destacar. ¿Mis estudios? Bastante anodinos. ¿Premios? ¿Cuentan los de buen rendimiento en el instituto? ¿Bestsellers? Por ahora tengo la misma probabilidad de publicar uno que de forrarme con mis acciones (tengo exactamente cinco acciones en propiedad).
Podría escribir en mi bio que me dan taquicardias cada vez llama el mensajero porque trae un paquete y tengo que abrir la puerta e interactuar con otro ser humano sin previo aviso ni tiempo para mentalizarme. Así igual alguien con ansiedad social se animaría a leer mi novela por simpatía.
Pero si leer biografías de autores y autoras no os hace miraros a un espejo y preguntaros “¿en qué estoy desperdiciando mi vida?” (probablemente, en TikTok), hay un lugar de internet que es aún peor: LinkedIn.
Dicen que Instagram dispara las inseguridades de la gente porque les lleva a comparar su vida con la mejor versión y los momentos más destacados de la vida de otros. LinkedIn es lo mismo, pero después de tomar anfetaminas y un chute de ambición corporativa.
No hay nada que rebaje tu autoconcepto como meterte en esa extraña web mezcla de red social y escaparate de logros y ver a todos tus compañeros de universidad siendo “senior de esto”, “manager de lo otro” y “chief de aquello”. Pues yo soy senior de llorar mientras trato de entender mi declaración del IVA trimestral. (Un saludo a todos los autónomos y autónomas de la sala).
Igual que en las biografías de los autores, todo el mundo es más interesante que yo: voluntariados en países lejanos, una empresa que fundaron con diecinueve años que no sabes muy bien a qué se dedica, pero que suena muy “potente”, nominaciones a premios de publicidad que llevan la palabra “de oro”…
En un ejercicio de honestidad intelectual admitiré que sí, que a pesar del tono de humor autodespreciativo (¿soy yo Chandler Bing de Friends?), soy plenamente consciente de que todos destacamos nuestros mayores logros y a veces, hasta los maquillamos un poquito.
El senior puede significar: “me dedico a lo mismo que antes, pero en vez de hacer yo las fotocopias, le mando a otra que lo haga”. Amigas, soy culpable como la que más. He incluido como experiencia laboral ser jurado de certámenes literarios para rellenar un poco todos estos años que llevo persiguiendo mis sueños de infancia sin un cargo en inglés ni un salario fijo.
Entonces… ¿cómo sabemos quién es interesante de verdad y quién se está flipando? ¿Qué significa ser interesante, ya puestos?
Todos hemos crecido en una sociedad que tiene muy claro el aspecto que tiene el éxito: despachos con vistas, viajes de trabajo, una casa o un piso en una zona “buena”, una pareja que encaja a la perfección con tu glamuroso estilo de vida, vacaciones para las que necesitas un pasaporte, a ser posible en una isla de un archipiélago de nombre exótico que nadie sabe muy bien dónde ubicar en el mapa.
Pero no caigamos en el engaño, que ser exitoso y ser interesante son dos realidades muy diferentes.
Por mi trabajo he acabado en muchos eventos y cócteles en los que puedes encontrar a la clase de personas que consideramos muy exitosas (es fácil distinguirlas porque tienen siempre a un montón de personas revoloteando a su alrededor). Mi táctica de supervivencia en los cócteles (mi Boggart tomaría forma de una sala llena de gente a la que conozco de vista o he visto tres veces y no sé si es apropiado o no acercarme y hablar con ellos, o cuánto tiempo se supone que le tienes que dedicar a cada persona y de qué narices tienes que hablar en ese tiempo, y sobre todo, ¿cómo cortas la conversación si te quieres ir?) es la de dejar que los demás se acerquen a mí y pegarme descaradamente a alguien que sepa lo que hace.
Y así es como, sin pretenderlo, puedes acabar en un corrillo con las “exitosas”. En ocasiones descubres que detrás de la marca personal se esconde una persona de lo más natural y cercana y entiendes de sobra por qué a todo el mundo le resulta magnética. Pero también hay otras en que resultan ser aburridísimas y sus conversaciones giran en torno a lo más superficial que se te ocurra (suele ser algo así como: “porque yo conseguí, yo soy amiga de, yo tengo, yo, yo…¿te dije ya que YO?”).
Por desgracia para mi ansiedad, no siempre encuentro una amiga o conocida comodín a la que agarrarme cual koala a la rama del árbol. Si me dejas sola, lo más probable es que me diluya poco a poco entre las sombras. Y resulta que allí hay un montón de gente trabajando, las personas que se aseguran de que todo sale bien mientras el resto se divierte y a las que nadie presta atención. No son escritores famosos, ni presentadores de la tele, ni CEOs, ni redactoras jefe de ninguna revista, ni actores con un Goya. Pero muchas veces son las personas más interesantes de la sala y te regalan conversaciones premium: recomendaciones de películas interesantísimas, anécdotas profesionales y los datos más curiosos.
Por ejemplo, no me saco de la cabeza cuando una chica que además trabajaba de voluntaria en una protectora de animales me contó que en octubre tienen prohibido dar gatos negros en adopción porque hay una cantidad considerable de gente que quiere usar en rituales turbios de Halloween. (¿¡QUÉ!?)
Quiero creer que “lo interesante” es como la belleza: totalmente subjetivo. Y que lo que te hace interesante no es lo que logras, sino lo que te interesa. Todas las cosas que hacen que te brillen los ojos y que te preguntes: “Oh no, ¿estoy hablando demasiado de esto? ¿Estoy haciendo oversharing? ¿Van a pensar que soy un bicho raro?” (No, no y no. Por favor, sigue contándome. No me puedo creer que me des toda esta info gratis).
Todo el mundo debería tener derecho por ley a una hora semanal para hablar sin parar de lo que le apasiona.
Muchas veces le damos la espalda, sin darnos cuenta, a lo que nos interesa para preocuparnos por lo que “da el éxito”. Igual ahora entiendo por qué algunas autoras, en lugar de hablar de sus logros académicos, prefieren decirte que les flipa hacer ganchillo con su gato tumbado entre sus pies.
Puede que todo el mundo sea más interesante que yo, pero nadie me puede impedir ser la que más se interesa por aquello que adora. Sería todo un logro que cuando alguien lea mi libro, no se quede pensando en la impresionante biografía de la autora, sino que sienta con perfecta claridad, en las páginas de mi obra, todo aquello que hace latir con fuerza mi corazón y que me obsesiona en las noches de insomnio.
¿Y a ti?¿Qué es lo que te hace interesante/te interesa?
¡Hola, Brownies! Ahí va un breve update
¿Qué tal estáis, Brownies? Yo estoy francamente harta del calor que está haciendo en Madrid. ¡Tengo el cerebro empantanado! Aun así, no sé muy bien cómo, he conseguido POR FIN acabar el primer primerísimo borrador de la novela en la que estaba trabajando.
Llevo desde 2022 con esta historia, así que ha sido como quitarme cien toneladas de encima. Ahora toca dejarla reposar y después empezar con retoquitos antes de mandarla a mi editor. Queda mucho, mucho trabajo. Pero al menos, el proyecto Sol ya existe.
Otra curiosidad: justo hoy cumplo diez años en redes sociales hablando de libros, creatividad y cultura. ¡Diez años! ¿No os parece surrealista?
Muchas gracias a todas las personas que me habéis acompañado en este viaje. ¡Sin vosotras y vosotros habría sido imposible!
🎬 Recomendación de la semana
Vais a acabar hartas de mis recomendaciones de pelis de Studio Ghibli, pero es que este verano voy a dedicarlo a hacer un revisionado de sus mejores joyas. Esta semana ha sido el turno de El castillo en el aire.
La historia trata sobre un pequeño país llamado Laputa (mi edad mental baja a 8 años cada vez que lo mencionan) que flota en el aire gracias al poder de un mineral mágico y a los conocimientos perdidos de la antigua civilización que lo habitaba. Distintas fuerzas tratan de encontrar un camino que lleve hasta el misterioso país, que muchos creen perdido para siempre. Pero en realidad, la clave para llegar a Laputa (jajaj), la tiene una niña huérfana a la que están persiguiendo cuando empieza la película.
Los dos niños protagonistas demuestran su valor e integridad en un mundo de adultos codiciosos. Si os gustan las demás películas dirigidas por Hayao Miyazaki, tiene todos sus elementos más icónicos: su pasión por la aeronáutica, personajes femeninos icónicos, niños y niñas de corazón noble y un potente mensaje antibelicista y ambientalista que, por desgracia, sigue siendo muy necesario. (¿Es que no aprendemos nunca?).
🎵 La canción de la semana
Después de toda la vida diciendo que no me gusta la música clásica y que me aburre, en las últimas semanas me ha pegado fuerte. Dance of the Knights de Sergei Prokofiev, por ejemplo. ¿Se puede ser más extra que escuchar esto mientras escribes una newsletter? Mi concentración mejora un 200 %, pero también mis ganas de, no sé, comprarme una capa tupida y proclamarme emperadora. Ay, creo que la aburrida no era la música clásica. ¡La aburrida era yo!
📱 El contenido de la semana
Esta semana en Instagram os hablo de lo frustrante que es no tener en papel libros que has leído en formato digital y que te han marcado muchísimo. Que igual hay problemas más serios en el mundo… pero toda excusa es buena para volver a recomendar Pachinko.
¡Eso es todo por hoy, Brownies! Espero que paséis un fin de semana de lo más interesante, disfrutando de lo que os interesa. ✨
Pues de nuevo te agradezco, porque me haces sentir que no estoy sola en este mundo porque mi mayor pensamiento es que no soy interesante y que no he hecho nada con mi vida y estoy a nada de dejar los 20s. Que debería de "crear historias en instagram más interesantes o acordes con mi edad" cuando en realidad lo que me hace feliz es leer, ver anime y jugar en el switch y hablar de eso, pero como cuesta no juzgarse a una misma. Gracias por enseñarme que no estoy sola porque a mí me parece que eres una persona interesantísima y me encantaría escuchar tus historias con un café, y si yo pienso esto de ti pero mientras tú no te crees interesante tal vez alguien piensa lo mismo de mi sin que yo lo sepa 😄
“Lo que te hace interesante no es lo que logras, sino lo que te interesa”. Wow, increíble! Se lo voy a decir a mis amigas, a ver si juntas dejamos de pensar que todo el mundo es más interesante que nosotras! Gracias de nuevo, Raquel!!